Me contiene un pequeño molde de arriba abajo,
de mayor proporción hacia los lados.
Mis manos huelen a grafito, madera y goma,
y mi sangre a libertad y sueños.
Soy ladrona de frases de cajón,
experta en cortarme en la cocina,
aficionada al frío de las tardes de lluvia y al calor del vino,
amante del silencio y de las buenas charlas a la vez.
Con poca fuerza de voluntad para abandonar la amargura del café tibio.
Torpe para atrapar indirectas pero
de las mejores alumnas de la escuela del llanto.
Con amplia habilidad para confundirme ante ciertas miradas, pero
con pocas aptitudes para impedir que éstas ericen mi piel.
Comenzadora de historias en mi cabeza y en las guardas de los libros,
coleccionista de buenas intenciones.
Adicta a los abrazos y besos de aquella que en mi vientre habitó.
Así soy yo.