Mi adiós a Jorge Oñate
Se ha vuelto muy común que cada vez que muere un artista vallenato, a las personas de Valledupar (o a las que les gusta el vallenato) nos toque casi que llorar escondidas, porque inmediatamente saltan a restregarnos el error de nuestro dolor por los pecados y delitos del artista.
Lamentablemente para las personas que crecimos escuchando vallenato (si vives en Valledupar, aunque en tu casa no haya ni radio, o aunque escuches solo música de seres incólumes, una canción vallenata siempre está en el aire) nos es muy difícil no experimentar dolor, nostalgia por la pérdida de un cantante de acá.
A mí, después de conocer la noticia sobre Jorge Oñate, me fue inevitable pedirle a Alexa (con acceso a tantas canciones, autores y música) reproducir canciones de él; a medida que empecé a escucharlas fueron apareciendo en mi memoria acontecimientos de mi infancia y mi juventud; y es que para quienes crecimos aquí, o para mí, para no caer en el atrevimiento de la generalización, las canciones vallenatas son la banda sonora de mi infancia, de mi juventud, y quizá hasta de mi vida.
Así, cuando empezó a sonar "de qué sirve la fuerza que tu amor me relata, de qué sirve tener lo más fuerte del mundo y vivir sin tu amor..." recordé el día en que de Codazzi nos mudábamos a Valledupar, luego de un período de mucha violencia en ese municipio; me recordé en el yuquero del señor Cuchuco, un jeep al que le traqueaba, como decimos acá, hasta la pintura.
Cuando se reprodujo "apareció el amor y se perdió el dolor como se pierde el sol en una tarde gris, no podría describir como simple ilusión lo grande que nació dentro de ella de mí, y solamente le pedía a mi Dios porque el dolor no me volviera otra vez" recordé el día en que nos mudamos a la invasión de Santropel; pude ver claramente a mi papá bajando del camión 'los chismes' que venían todos dentro de un tanque verde, lo recuerdo; y a mi hermano menor corriendo por el piso sin padimento, como le decía mi mamá.
Y, cuando empezó la que dice "me gusta si eres mi gusto, te quiero porque te quiero, porque me nació quererte" vino a mi memoria el billar de mi cuadra (seguramente gran responsable de que me haya aprendido todas las canciones del vallenato), y las personas afuera presenciando la cabeza estapá de un niño vecino a quién mi hermano le lanzó una piedra; recordé la juetera que le dieron por necio, y no pude evitar pensar en mi hermano, en cuánto lo amo, y una lágrima y una sonrisa habitaron mi rostro.
Y así siguió sucediendo, cada canción traía un recuerdo; "el mejor diciembre de mi vida fue haberte conocido, soy el más afortunado de los hombres del Valle" trajo a mi memoria ese amor bonito de mi juventud. Y "ay nací para quererte mi vida, nací para cantarte, mi amor" el primer amor de mi hermana, y cómo cuando él se fue a la Escuela de suboficiales del Ejército debía llamarla a la casa de la señora Mare, el único teléfono de la cuadra, y todas las vecinas (y mi mamá, mi hermano y yo) se iban a escuchar la llamada; al pobre Isa le tocaba hablar con todas las personas que estábamos donde Mare, y mi hermana nunca pudo atenderle bien la llamada al novio, hoy su esposo.
En muchos casos noté que nunca antes le había prestado atención a la letra, simplemente sabía la canción. Y cuando niña era así: esas canciones me acompañaban, mientras hacía las tareas, mientras esperaba la buseta de Transcacique para irme al Jesugenio, mientras atendía en la panadería que luego tuvimos en el Sicarare; puede que ni siquiera supiera bien qué dijera cada una, o qué significara, pero me las sabía todas [me las malsé todas]. Recuerdo que "No comprendí tu amor" fue la primera canción que transcribí a un cuaderno. Claro, era la época en que esperábamos a que saliera el cancionero, y nunca faltaba la amiga platuda y bondadosa que lo compraba y nos lo prestaba para la correspondiente transcripción en el cancionero propio. Indefectiblemente, todas esas canciones hacen que "me acuerde del ayer cuando no tenía ná".
Así que es muy difícil no sentir dolor, no expresarlo; por supuesto quisiéramos tener memorias menos manchadas por misoginia, violencias, injusticias, errores, pero es lo que tenemos, esto también somos; personalmente no los defiendo, pero no puedo evitar experimentar tristeza por su partida, y por eso comprendo a todas las personas del Valle que hoy no han dejado de poner a sonar sus canciones.
Excelente escrito, más ahora con la irresponsabilidad de las redes sociales que la moda es no leer nada, pero si mandar mensajes a ciegas.
ResponderEliminarGracias por leerme, querido amigo.
EliminarUna maravilla poder leer estas palabras, melodías y letras que acompañron vivencias.
ResponderEliminarPaz en la tumba de este y de otros que le han aportado a la cultura vallenata.
Gracias, mi Bibi; así es, ¡paz en su tumba!
EliminarExelente escrito 👏👏👏👏
ResponderEliminarMuy bueno. Así es la banda sonora de la niñez sonaba en esquinas, billares y casas vecinas.
ResponderEliminar¿Cierto? jejjeej es la banda sonora de muchas de nuestras historias.
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ResponderEliminarMe identifico con esta columna y verdaderamente las letras de las canciones de antaño causan un gran sentimiento por la época, o por los momentos que se vivieron. Jorge Oñate estuvo presente en carnavales, vacaciones, navidades, amores, desamores, alegrías y tristezas de mis 45 ruedas. Paz en su tumba. Excelente artículo Johana
EliminarGracias, Marlon... sii.. todo lo que hemos vivido que las canciones traen a la memoria. Gracias por tu comentario.
EliminarExcelente texto. Así es las canciónes y la melodiosa voz del cantante Jorge Oñate, nos llevan al pasado, ese pasado con letras que logran revivir los recuerdos a través de las notas melodiosas que resuena en la voz de quién fue un juglar de juglares. Paz en su tumba
ResponderEliminarDe acuerdo, profe Nelfis. Le mando un abrazo. Gracias por su comentario.
EliminarExcelente escrito... Inevitable no sentir pesar aunque no seas "vallenato" porque crecimos en medio de esas canciones que hoy más que nunca llenan el alma de recuerdos.
ResponderEliminarCierto, Maritza. Un abrazo grande.
EliminarExcelente escrito Johana! Tus palabras muy sentidas!
ResponderEliminar:) Gracias.
ResponderEliminarExcelente texto, Johana entre tantos sentimientos por este acontecimiento de dolor, su reflexión nos lleva a recordar vivencias, jamás antes descubiertas porque solo nos quedamos en sus canciones más no en su significado que estás han tenido para nuestras vidas.
ResponderEliminarGracias, Carlos; ¡qué bueno leerte! Te mando un saludo.
EliminarQue bonito escrito, entre tantos ataques cibernéticos a la vida personal de un artista al que apesar de cómo fue se le debe mucho por su aporte al vallenato, insignia q nos exalta ante toda una cultura...felicitaciones y paz en su tumba.
ResponderEliminarUn estilo elegante, una prosa suave que se embellece con la lírica de quienes tienen la sensibilidad de trasmitir emociones, sentimientos.
ResponderEliminarPaz en la tumba al artista, cuya voz cantó una de las más bellas canciones, "le regalo mi canto y mis alegrías..."
Gracias profe por este relato, creo que en muchos apartes de él llegue a visualizarla...Como decía José Camilo Cela " Para escribir sólo hay que tener algo que decir."
ResponderEliminarLeer hoy esta columna llena de muchas palabras mágicas, basado en experiencias vividas a través del tiempo en cual la autora nos relata cada una de las fases por la cual tuvo que pasar ella y su familia y a veces dejamos de lado el sentimiento más puro y noble que es recordar de donde vinimos y es hermoso que estás experiencias lleguen en un momento de gran duelo nacional por la pérdida del Jilguero de America y así como tú que nos identificamos con este escrito, también llevamos nuestra historia por dentro y ayer en medio de tanta conmoción aún más para mí, recordé con tanta fuerza la memoria de mi señor padre, saber que era unos de sus cantares favoritos. Así que Johanna, simplemente gracias por compartir este bello escrito con el mundo.
ResponderEliminarCómo exigirle más que condición humana a los artistas, cómo vivir la vida de emociones del artista, liberar las canciones y las obras de arte de los prejuicios y connotaciones terrenales de la ineludible condiciona humana de su autor. Y es que las obras de arte llegan a convertirse en angelicales y divinas, comprendo mi apreciada Johana al ser humano que despliega su dolor y rabia de ver su obra preferida o no al nivel de producción humana. Y es que el arte es emoción y pasión, aquel nivel del que quisiéramos liberarnos para darle paso a lugares de vivencia espiritual y trascendente, nos olvidamos que ha sido nuestra salvación al horror del instinto netamente animal de responder a la supervivencia. Así que llorar a quien nos hace soñar, a quien se incorporó en nuestro capital cultural a propósito o no, es renovar el vínculo indisoluble del ser dotado de condición humana.
ResponderEliminarNo sólo es un sencillo homenaje con mucho cariño y devoción para un artista que marcó una pauta, es también un saludo a la vida, a cómo nos ha cambiado, transformado y permeado en estos pasos cortos que damos por el universo. Ya bien decían la estrellas que los fugaces somos nosotros. Enhorabuena joha, por esta inspiración producto de recuerdos y tiempos que no pueden desvanecerse.
ResponderEliminarGracias por la recopilación de recuerdos, muchas imágenes asociadas a esas canciones y momentos disfrutados durante el siglo pasado.
ResponderEliminarEl vallenato, lo tarareo ,lo canto y lo descargo en mi app ...lo sueno, sin detallar en quien es la persona, mi gusto sigue la voz,la letra, el sentimiento...
ResponderEliminarEscrito excelentemente realista, comparto totalmente cuando dices "En muchos casos noté que nunca antes le había prestado atención a la letra, simplemente sabía la canción" Estoy segura que a muchos nos ha sucedido. Amiga gracias por tan bonito texto.
ResponderEliminarJohana, me encantó tu articulo, escrito con hermosas vivencias con las cuales me identifico, y tienes toda la razón cuando siempre aparecen los de la doble moral con sus críticas destructivas a cuestionar nuestra identidad y valores culturales, por cuanto nadie está exento de cometer errores en su vida y los cometen más aquellos que corren a escribir con odios, rencores y egoísmos, de manera ofensiva contra el artista que ha que ha fallecido.
ResponderEliminarExquisito lo que escribiste, muchas gracias!
Johana, tu escrito me recuerda un proyecto engavetado, por cierto tengo repletos los cajones de proyectos, me da tanta pena que no han podido salir a la luz. El proyecto es acerca del imaginario del amor que nos traen las canciones que escuchamos, las palabras que se nos quedan pegadas y se repiten en la memoria, y sí nos hacen no sólo llorar, también sentir lo que ya se ha ido.
ResponderEliminarAcabo de leer tu artículo, y, me pasa algo parecido,pero, con la salsa y las rancheras. Recuerda, querida mía, que mi infancia, transcurrió en otro ámbito de esta esfera nacional. Mi permanencia por tantos años en esta hermosa tierra ha ampliado mi horizonte musical He aprendido a amar al vallenato, sobre todo al vallenato clásico. Doy gracias a Dios por ello. Tu artículo, lleno de sensibilidad y nostalgia demuestra lo bella persona que eres. Te admiro y te quiero mucho!!!!
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